Viviendas bioclimáticas: Ahorro energético y sostenibilidad

Eva Parientepor Eva Pariente6 julio, 2023

Para entender el concepto de vivienda bioclimática, hay que realizar antes un recorrido por la historia reciente de la edificación bioclimática y en concreto de la vivienda unifamiliar en cuya construcción se aplican medidas para el ahorro energético, la reducción de la huella ecológica y el respeto al medio ambiente, a través de los procesos y sus repercusiones económicas.

Profundizaremos sobre este tema haciendo un recorrido por estas diferentes cuestiones:

vivienda-bioclimatica

Plataformas de certificación y construcción bioclimática

Puede parecer que el concepto de vivienda bioclimática acaba de aparecer en el sector inmobiliario, sin embargo, hace ya más de quince años que en España comenzaron a introducirse los conceptos de sostenibilidad, ahorro energético, huella ecológica, arquitectura pasiva, etc.

De hecho, la plataforma GBCe (Green Building Council España) se constituyó en 2009, ofreciendo herramientas para la evaluación y certificación de edificios para un análisis completo del ciclo de vida del edificio, desde la fase de proyecto hasta la demolición. Convivviendo en el sector con otros sellos internacionales como BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Method) creado en Reino Unido y dedicado a la sostenibilidad desde principios de los 90, y que llegó a España en 2010 o como el certificado LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), creado en Estados Unidos y desarrollado por US Green Building Council desde 1993 y que llegó a España como SpainGBC-CCVE en 2006.

Todas estas plataformas de certificación de la sostenibilidad se orientaron ya desde el principio a la obtención de calificaciones en función de una serie de parámetros a edificios de cierta entidad, primero a edificios de oficinas, hoteles y posteriormente a edificios de viviendas.

Más orientado hacia la vivienda unifamiliar es el concepto Passivhaus, desarrollado en Alemania en 1988 por los profesores Bo Adamson y Wolfgang Feist, y que se basa en el incremento del aislamiento térmico, el control de infiltraciones, la calidad del aire interior y el aprovechamiento del sol a través de la orientación para una reducción drástica del consumo energético. La concepción simplificada es la de la “casa pasiva”, es decir, una edificación que sea capaz de climatizarse con consumo casi nulo.  En 2008, se crea la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) en España, adaptando los estándares alemanes a nuestro clima, mucho menos severo que el alemán.

La certificación Passivhaus se centra en el ahorro energético, en un diseño y construcción que permite ahorrar hasta un 75% de energía frente a los edificios convencionales.  Este estándar no supone el uso de un tipo de producto, material o estilo arquitectónico específicos sino la optimización de los recursos existentes a través de técnicas “pasivas”.

Vivienda bioclimática: su construcción

La vivienda bioclimática hoy recoge todos estos principios de ahorro energético, pero además tiende a aplicar conceptos de sostenibilidad como los de huella de carbono (emisiones de CO2) y huella ecológica (impacto ecológico de los recursos consumidos) lo que implica finalmente el empleo de materiales autóctonos y de menor transformación industrial, como la piedra, la madera o los materiales cerámicos y sistemas de producción de energía como la geotermia, los pozos canadienses, los paneles fotovoltaicos y en menor medida, los aerogeneradores, así como sistemas de ventilación eficientes, como los recuperadores de calor.

Para conseguir que una vivienda logre el carácter de bioclimática ha de seguir varios principios básicos:

  • Un buen diseño que disponga una óptima orientación, que también facilite su ventilación disponiendo los huecos en los puntos adecuados.
  • Que sea compacto, minimizando la superficie de fachada en relación con la superficie total y disponiendo protecciones solares para el régimen de verano. El aislamiento térmico aumenta con respecto a la construcción convencional, en toda la envolvente del edificio y se hace especial hincapié en la ausencia de puentes térmicos, garantizando la continuidad del aislamiento para evitar las fugas de energía.
  • Otro principio importante es el de la hermeticidad, muy desarrollado por el concepto Passivhaus, que consiste en la minimización de filtraciones de aire, empleando sellados técnicos en los pasos de instalaciones y sobre todo en el recibido de las carpinterías exteriores. En el caso de este estándar de construcción limita a 0,6 las renovaciones de aire a la hora a 50 pascales de presión, en el valor n50 según el ensayo Blower Door.
  • Otro punto fundamental, también promovido por Passivhaus es el empleo de carpinterías exteriores de altas prestaciones, empleando generalmente vidrios triples, con gas de helio en sus cámaras, con características de baja emisividad y marcos, capialzados y perfiles con alto grado de aislamiento, por lo que se suelen prescribir carpinterías de madera o PVC en lugar de aluminio.
  • Además de la alta calidad del componente también un cuidado diseño y posición para aprovechar la energía solar cuando la necesita el edificio (invierno) y protegerse de ella cuando no (verano), para lo cual se han de emplear protecciones solares en las orientaciones a Sur, evitando los sobrecalentamientos de fachadas y huecos.

Vivienda bioclimática: sus instalaciones

Aerotermia o geotermia

En el ámbito de las instalaciones es ya bastante común el empleo de recuperadores entálpicos o de calor, que permiten ventilar la vivienda de forma continua sin perder temperatura, produciéndose un intercambio de aire con el exterior con aumento o disminución de la temperatura del aire de admisión en función del régimen estacional.

Estos sistemas contribuyen a evitar las instalaciones de aire acondicionado, al conseguir disminuir la temperatura del aire sin contribución energética. En general, las viviendas bioclimáticas tratan de lograr los descensos de temperatura en régimen de verano sin instalaciones de aire acondicionado, debido a sus enormes demandas de energía, para lo cual se emplean también los sistemas de suelo radiante/refrescante, que funcionan con una bomba de calor con generación por aerotermia o geotermia. El caso de la instalación de geotermia es particularmente apto para las viviendas con criterios bioclimáticos, ya que emplean la temperatura constante del terreno (a partir de 100m. de profundidad aprox.) para realizar el intercambio de temperatura del fluido mediante un intercambiador, un depósito y una bomba de calor, tanto para instalaciones de calefacción como de refrigeración.

Estas bombas de calor de geotermia (y de aerotermia) también abastecen el circuito de ACS, que, aplicando criterios bioclimáticos, siempre se procurará su precalentamiento mediante paneles solares, lo cual permitirá disponer de agua caliente sin aporte de energía en verano y con aportes variables en invierno.

Instalación eléctrica

Capítulo aparte merece la instalación eléctrica, en sus dos vertientes, en la propia instalación, con el empleo de luminarias de tipo LED y bajo consumo, como en su abastecimiento, ya que siendo la tendencia actual emplear energía eléctrica para los sistemas de climatización por bomba de calor evitando el uso de calderas de gas (natural, propano y otros), se requieren acometidas eléctricas de bastante potencia. Otra alternativa en la producción de calefacción son las bombas de calor a base de pellets o biomasa, lo cual implica una reducción importante en la demanda eléctrica, requiriendo sin embargo cierta infraestructura en la vivienda para el abastecimiento del combustible periódicamente.

En cualquier caso, la aspiración de la vivienda bioclimática en cuanto a su electrificación es la de reducir el consumo, por lo que se han desarrollado sistemas de energía fotovoltaica y su almacenamiento en baterías, que pueden llegar a contribuir en la reducción de la demanda a Compañía hasta en un 80%.

Pozos canadienses

Otras medidas en las instalaciones en viviendas bioclimáticas son los pozos canadienses, que aportan aire del subsuelo al interior o la recuperación de agua de lluvia a través de depósitos y canalizaciones de recogida.

Costes tangibles e intangibles

Aplicando todos estos principios, la vivienda bioclimática contribuye al ahorro de energía, favoreciendo la economía de sus propietarios, así como al ahorro de recursos a nivel global, contribuyendo a la reducción de emisiones y por tanto a frenar el calentamiento global. Si además la vivienda se construye atendiendo a criterios de empleo de materiales naturales, de baja transformación industrial y de cercanía no solo se contribuye a la reducción de emisiones y a la reducción de la huella ecológica, sino que la vivienda adquiere un carácter en su interior de mayor confort, con una mejora sustancial de la calidad del aire.

En cuanto a los costes de construcción, dependen del grado de sostenibilidad del que se quiera dotar a la vivienda. Estos posibles sobrecostes han de compararse con el ahorro a largo plazo mediante el cálculo del denominado “retorno de la inversión”, que según cálculos recientes se puede situar en unos ocho años, y puede llegar a reducirse en los próximos años debido al incremento alarmante de los precios de la energía en todo el mundo.

El consumo energético de una vivienda bioclimática de 200 m² puede cifrarse entre 0 y 100 kWh al mes, siendo de unos 270 kWh el consumo de un hogar promedio convencional, lo cual se traduce en unos 2.000€ al año de ahorro neto.

Sin embargo, hay valores intangibles que ofrece una vivienda bioclimática como son el confort ambiental o incluso la reducción de sustancias nocivas en el aire, y sobre todo su contribución a la reducción del consumo de recursos y combustibles fósiles, en consonancia con los pactos y directivas que a nivel europeo se han implantado ya y cuyo objetivo es reducir progresivamente las emisiones y alcanzar en última instancia la neutralidad climática en la UE de aquí a 2050.

Fomentar y desarrollar este tipo de construcción, no solo en las viviendas unifamiliares sino en toda la industria de la edificación no es una cuestión menor, ya que supone un porcentaje de emisiones muy elevado respecto al total de la industria y el transporte a nivel mundial. De la concienciación y del cambio de mentalidad de la sociedad dependerán en buena medida que la construcción cambie hacia estos nuevos paradigmas.

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