Desarrollo rural sostenible en España

La preocupación por el medio rural no es nueva, sin embargo, últimamente ese interés ha aumentado significativamente y ha dado lugar a políticas de desarrollo rural. La preocupación por el envejecimiento de la población o el abandono de los pueblos, la falta o limitada participación ciudadana en el desarrollo, la inquietud por el medio ambiente, los espacios naturales protegidos o la aplicación de estrategias de diversificación económica son algunos de los aspectos que se consideran dentro del desarrollo rural sostenible.

Pero hay que hacer notar que estos problemas no afectan únicamente al medio rural, sino a toda la sociedad, que no podrá hacer frente a los retos del futuro si no tiene un medio rural vivo y dinámico.

¿Sobre qué hablaremos en este artículo?

• ¿Qué es el desarrollo rural sostenible?
• Cómo lograr un desarrollo rural sostenible
• La sostenibilidad rural de España en la actualidad
• Cómo medir el desarrollo de la sostenibilidad en el medio rural

En un primer momento, dentro del marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, el concepto se entendió como la necesidad de incrementar la producción de alimentos de forma sostenible y mejorar la seguridad alimentaria, por ello se establecieron iniciativas en educación, el uso de incentivos financieros y el desarrollo de nuevas tecnologías más apropiadas.

De esta manera, se intentó asegurar un suministro estable de alimentos con suficiente valor nutricional, el acceso a estos por los grupos desfavorecidos (asegurando al mismo tiempo la producción para el mercado), la creación de empleo e ingresos para el alivio de la pobreza, y la gestión de recursos naturales protegiendo el medio ambiente.

Su fin es mejorar la calidad de vida de los habitantes del medio rural mediante el aumento de los niveles de ingresos, la mejora de las condiciones de vida y de trabajo, la protección ambiental y el uso sostenible de los recursos naturales para mantener la producción, los servicios ambientales y culturales. Este proceso de desarrollo debe ser acorde con las características locales y autodirigido, es decir planificado, implementado y gestionado por la población rural.

La principal base del desarrollo rural sostenible es un sector agrícola sano y dinámico, ya que genera fuertes vínculos con otros sectores económicos. La estrecha integración económica de las zonas rurales con las zonas urbanas vecinas y la creación de empleo rural no agrícola amplia las oportunidades y fomenta la retención de personas calificadas, incluidos los jóvenes, en las zonas rurales.

Existe un potencial considerable para la creación de empleo rural no sólo en la agricultura, el procesamiento de procesos agrícolas y la industria rural, sino también en la construcción de infraestructura rural y en la gestión sostenible de los recursos naturales, los desechos y los residuos.

Las inversiones en protección ambiental, infraestructura rural y en salud y educación rurales son fundamentales.

Algunas medidas concretas pueden ser:

• Invertir en infraestructuras como caminos, vías y sistemas de transporte, instalaciones de almacenamiento y mercados, instalaciones ganaderas, sistemas de riego
• Mejorar el acceso a servicios energéticos confiables y asequibles, incluidas fuentes de energía renovables
• Desarrollar y mejorar el acceso de las poblaciones rurales a las tecnologías de la información y las comunicaciones, crear capacidades para un uso eficaz de estas tecnologías
• Apoyar la diversificación rural hacia actividades no agrícolas y otras actividades de producción no primaria incluyendo capacitación empresarial.
• Apoyar el turismo sostenible como fuente valiosa de empleo y complemento de ingresos para la agricultura
• Ampliar el acceso a los mercados ayudando a los productores, asociaciones y empresas rurales a responder a la demanda del mercado

En España se ha desarrollado un Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR 2014-2020), estrategia de actuación en el medio rural cofinanciada por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER). Su objetivo es trasladar a la agricultura y el desarrollo rural la estrategia de la Unión para un crecimiento sostenible, inteligente e integrador, teniendo en cuenta las directrices de Europa 2020.

El presupuesto total hasta el año 2.020 era de 410 millones de euros (238 millones aportados por FEADER). Este presupuesto se incrementó debido a una prórroga de 2 años, alcanzando un total de 529 millones de euros (306 procedentes de FEADER). Adicionalmente, debido a las políticas aprobadas para la recuperación tras la COVID-19 se facilitaron recursos para los años 2.021 y 2.022 para abordar las consecuencias de la crisis en el sector agrícola y las zonas rurales por un importe de 20,5 millones de euros que se instrumentan a través del PNDR.

En la práctica, el programa incluye medidas para promover la integración asociativa en el sector agroindustrial (apoyo a entidades asociativas prioritarias y a organizaciones de productores), ayudas para el apoyo a la innovación sostenible, fomentando la colaboración entre distintos actores (empresas, sociedad civil, centros privados y públicos de investigación e innovación, cooperativas), medidas de formación y de asesoramiento para impulsar la digitalización y también prevé importantes inversiones tanto en el ámbito forestal, como en regadíos y caminos naturales.

El Programa Nacional coexiste y complementa a los 17 Programas de Desarrollo Rural implementados por las comunidades autónomas, que se rigen por la misma normativa comunitaria.

Las medidas se concretan en programas como:

• HolaPueblo para la conexión de personas interesadas en instalarse en el medio rural con pueblos a la búsqueda de nuevos habitantes;
• Cultiva programa de prácticas para jóvenes agricultores y ganaderos en el que pueden mejorar su formación, sin ningún coste, a través de estancias en algunas de las explotaciones modelo asociadas;
• Proyectos para la innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas como Go Suber para la modernización del descorche que ha trabajado en dos líneas el diseño de herramientas informáticas que permitan disponer de la mejor información posible, para avanzar en la caracterización y clasificación del corcho en el propio monte y la creación de herramientas manuales dirigidas a modernizar los trabajos de extracción del corcho mediante su mecanización, lo que mejorará las condiciones de trabajo de los sacadores y la extracción de planchas de más calidad sin dañar al árbol.

El Plan Nacional de Desarrollo Rural está asociado a un sistema de Seguimiento y Evaluación, cuyos objetivos son presentar los avances y logros de la política de desarrollo rural, examinar la repercusión, eficacia y eficiencia de este desarrollo y dirigir con mayor precisión las ayudas en el ámbito del desarrollo rural.

Este sistema cuanta con los tres elementos:

• Objetivos del PNDR
• Sistema de indicadores
• Preguntas de evaluación

Los indicadores constituyen un medio para evaluar la consecución de los objetivos marcados en el programa mediante la ejecución de las medidas.

Un indicador ambiental es una variable que tiene un significado social adicional a su configuración científica para reflejar de forma simplificada la preocupación social por el medio ambiente e incluirlo coherentemente en el proceso de toma de decisiones. Los indicadores agro-ambientales se aplican a las interacciones, tanto positivas como negativas, entre la agricultura y el medio ambiente.

El primer paso en el proceso para llegar a un conjunto de indicadores agroambientales viables es establecer que áreas de impacto agroambiental (recursos naturales afectados, actividades de la explotación, etc.) corresponden a una preocupación de la sociedad asumida por los responsables de la toma de decisiones políticas. Esto facilita la identificación de los objetivos o resultados ambientales deseados para esa condición, con el fin de orientar las políticas hacia el logro de dichos objetivos.

Existen varios tipos de indicadores:

• Indicadores de productividad (output)
• Indicadores de resultado
• Indicadores de impacto

El Marco Común de Seguimiento y Evaluación europeo establece una serie de indicadores comunes pero cada uno de los Estados Miembros tienen completar su evaluación con una serie de indicadores específicos teniendo en cuenta la lógica de las intervenciones propuestas.

Los 45 indicadores se agrupan en tres ámbitos:

• Situación socioeconómica y rural: análisis de población, empleo, estructura de la economía, productividad laboral…
• Agricultura y análisis sectorial: análisis de las actividades económicas agricultura, silvicultura, industria alimentaria y turismo (empleo por actividad, tipo y tamaño de explotaciones, superficies agrícolas, tierras de regadío, estructura de edades y formación agrícola de los gestores de las explotaciones…)
• Medioambiente y clima: cobertura del suelo, captación de aguas en la agricultura, erosión del suelo por la acción del agua, producción de energías renovables procedentes de la agricultura y silvicultura, consumo de energía, emisiones gases efecto invernadero…

Como conclusión podemos decir que en el medio rural hay personas, ideas y fortalezas que se enfrentan a males inherentes y coyunturales, así como a desastres puntuales (incendios, sequías prolongadas, inundaciones, etc.), pero no puede hacerlo solo, requiere implicación tanto a nivel organizativo como de la sociedad en su conjunto.

Las comunidades energéticas locales serán el siguiente paso que reforzará el papel de los territorios rurales en una transición hacia un modelo energético social y ambientalmente más justo.

Esperamos haberte ayudado a comprender mejor los detalles del desarrollo rural sostenible. Si deseas recibir asesoramiento profesional, te invitamos a conocer nuestro espacio “Green”, donde desde Gloval ofrecemos un amplio abanico de servicios vinculados con la sostenibilidad. Hablamos de tu proyecto o necesidades y nuestro equipo especializado te ayudará a conseguir los objetivos marcados. ¡Logremos juntos un mundo más sostenible!