Cohousing para personas mayores: ¿Qué es y cómo funciona?

El envejecimiento de la sociedad está aumentando considerablemente dentro de la pirámide poblacional, de un 20,27% de mayores de 64 existentes en 2023 se prevé un aumento a un 31,46% en 2050 (Fuente INE). Esto hace que se busquen nuevas alternativas residenciales para mejorar el bienestar físico y emocional de la población de la tercera edad.

Uno de los mayores obstáculos para los ancianos hoy en día es la soledad. Para luchar contra esta situación que compromete no solo el bienestar emocional del mayor, sino también el físico, surgen diferentes propuestas que fomentan las relaciones interpersonales. Se trata de conseguir un estilo de vida basado en compartir vivencias y recuerdos con otras personas, generando vínculos emocionales que fortalecen la autoestima del mayor. De esta manera, se termina con su aislamiento, muchas veces impuesto.

Una de estas propuestas, como alternativa al modelo residencial tradicional, son las cooperativas de viviendas para personas mayores, denominadas también cohousing. Éstas tienen como objetivo el cuidado mutuo entre los usuarios para un envejecimiento lo más autónomo posible.

Se presenta como una modalidad residencial, que ofrece una vivienda independiente, con zonas y servicios comunes, donde se pueden compartir gastos y reducir los costes de los servicios e instalaciones que puedan necesitar. Se orienta preferentemente a un público de edad superior a 65 años, con independencia personal.

Hablaremos de ello en este nuevo artículo:

• ¿Qué es el cohousing para mayores?
• ¿Cómo funciona el cohousing senior?
• Beneficios principales de las cooperativas de viviendas para mayores

El cohousing para mayores, también conocido como senior cohousing, es un modelo de vivienda colaborativa en el que un grupo de personas mayores se organizan para vivir en una comunidad en la que comparten espacio, recursos y actividades. El objetivo principal de este tipo de cohousing es promover la independencia y el apoyo mutuo entre los residentes, fomentando así un envejecimiento activo.

El concepto nace en Dinamarca en los años 60-70, pasando posteriormente a otros países del norte de Europa y a Estados Unidos.

Esta modalidad residencial está constituida, predominantemente, por complejos de viviendas con abundantes zonas comunitarias.

A pesar de contar con viviendas privadas en las que poder desarrollar su vida de manera íntima, el eje central de esta modalidad reside en los numerosos espacios comunes que comparten los residentes de la cooperativa donde pueden salir a pasear, socializar y recibir visitas de sus seres queridos. Esto proporciona la oportunidad de llevar una vida en común.

Hay diversas tipologías: urbanas o rurales, en edificios nuevos o en rehabilitados, viviendas de tipo unifamiliar, adosadas o en bloque, y los espacios comunes pueden estar agrupados o dispersos.

A ello se suma que, apostar por este modelo puede impulsar el desarrollo de edificios eficientes energéticamente, “con sistemas de reciclaje y criterios de sostenibilidad que permiten ahorrar y cuidar el entorno”.

Las viviendas de la comunidad también pueden ser equipadas con tecnologías sofisticadas para garantizar el bienestar de los ancianos, como el uso de sensores, de cámaras y de otros aparatos dotados de inteligencia artificial que pueden detectar anomalías y proporcionar análisis predictivos sobre el comportamiento y la salud de las personas mayores.

El funcionamiento del cohousing senior se basa en la participación activa de todos los residentes en la toma de decisiones y en el diseño y mantenimiento del entorno habitacional. La comunidad se organiza de manera autónoma y cuenta con una estructura de gobierno democrática en la que todos los miembros participan en las decisiones.

Además de compartir los espacios comunes, se suelen llevar a cabo actividades comunitarias, como comidas compartidas, excursiones, clases de educación continua y proyectos solidarios.

Hay distintas formas de plantear la propiedad:

• La más común es la cooperativa con Cesión de uso, en la que la cooperativa es la propietaria y las personas tienen derecho de uso indefinido mientras mantengan la condición de socios. El desembolso económico se divide en dos categorías distintas. Primero, se efectúa un pago para poder ser admitido en la cooperativa, que se recupera si la abandonas. Posteriormente, solo se contribuye con una renta mensual destinada a sufragar los gastos diarios. Así se puede acceder a servicios como la limpieza, el servicio de seguridad o la comida. Es un derecho que se puede transmitir por herencia y se puede vender a través de la cooperativa. Esto facilita la posibilidad de cambio de un cohousing a otro en función de las necesidades en cada época de la vida.
• Otra modalidad es el Régimen de uso, más individualizado, y donde el usuario decide qué servicios va a utilizar y, en función de lo que elija, paga una cuota determinada. En estos casos, las instalaciones están gestionadas por terceros y la idea de comunidad que caracteriza el concepto “vivienda colaborativa” queda más diluida.
• Por último, está la Comunidad de bienes, donde un grupo de personas adquiere un terreno o inmueble con la finalidad de vivir allí, pero no son necesarios tantos miembros como en una cooperativa.

Las ventajas del cohousing para personas mayores son numerosas:

• En primer lugar, promueven un estilo de vida comunitario que reduce el aislamiento social y fomenta el sentido de pertenencia y la creación de relaciones sociales fuertes. Esto es especialmente importante en la vejez, cuando muchas personas pueden enfrentarse a la pérdida de seres queridos o a una disminución de las interacciones sociales.
• Suponen también una alternativa a los precios, a veces inaccesibles, de compra o alquiler de vivienda, con valores competitivos atendiendo a las prestaciones recibidas.
• Además, el senior cohousing permite compartir gastos y recursos, lo que puede resultar en una disminución de los costos de vida. Por ejemplo, los residentes pueden compartir los gastos de mantenimiento de las áreas comunes o las facturas de servicios básicos, como la luz o el agua.
• Otra ventaja importante es que el senior cohousing fomenta la autonomía y la independencia de los residentes. Cada persona tiene su propia vivienda para mantener su privacidad y autonomía, pero también cuenta con el apoyo y la ayuda de los demás miembros de la comunidad cuando sea necesario. Esto puede ser especialmente útil en caso de enfermedad o discapacidad temporal, ya que la comunidad puede adaptar las viviendas para satisfacer las necesidades específicas de cada residente.
• También dispone de una gran variedad de servicios complementarios como enfermería, cocina o piscina. Así como servicio de limpieza, lavandería, jardines o biblioteca.
• Por otro lado, el socio decide cuánto tiempo quiere quedarse en la cooperativa, y en todo momento tendrá la libertad de poder elegir si seguir viviendo en esta comunidad colaborativa o marcharse para alojarse en otro lugar, ya sea su propia casa o una residencia de ancianos.
• Por último, resulta un modelo de inmueble adecuado para favorecer el respeto del medio ambiente con el uso de energías renovables y reutilización de residuos.

En resumen, las cooperativas de viviendas para personas mayores ofrecen un modelo de convivencia innovador, que promueve la independencia personal y el apoyo mutuo proporcionando una red de apoyo emocional y práctico, y fomentando la participación activa y el bienestar de sus residentes.

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