¿Qué significa la Calificación Energética G?

Pilar Ucetapor Pilar Uceta11 abril, 2024

Como comentamos en nuestro artículo sobre la calificación energética en inmuebles, viviendas y edificios, la calificación energética de una vivienda evalúa y compara la eficiencia energética e integración de energías renovables en la misma, es decir, mide y valora el consumo de energía necesario para satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes asociadas a unas condiciones tanto climáticas como de funcionamiento y ocupación.

En el artículo de hoy hablaremos sobre la escala de calificación (desde la letra A a la G), comentaremos los inconvenientes de obtener una calificación G y como podemos actuar para mejorarla. Para ello, abordaremos las siguientes cuestiones:

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¿Cómo se mide la eficiencia energética?

El sistema de evaluación establece siete niveles (desde la letra A a la G) en función de dos indicadores principales:

  1. Emisiones anuales de CO2.
  2. Consumo anual de energía primaria no renovable

Ambos referidos a la superficie útil habitable.

La escala de calificación varía dependiendo del uso del inmueble y de la zona climática donde este localizado, pero siempre corresponderá la letra G al nivel de menor eficiencia, y por lo tanto indica un mayor consumo energético.

El consumo energético de la vivienda va a depender principalmente del uso que demos a sus instalaciones (horas de funcionamiento, temperaturas de consigna, etc.), pero suponiendo que es el mismo, una vivienda con calificación A puede llegar a consumir un 90% menos que una vivienda con calificación G.

Según el informe emitido por IDAE en diciembre de 2021 sobre el registro de certificados energéticos, las calificaciones F y G sobre consumo en edificios existentes suponen un 32% de los certificados registrados, siendo las calificaciones A, B y C el 5% y la mayoría de los certificados (sobre el 63%) entre las categorías D y E.

Inconvenientes de una mala calificación energética

Estos son algunos inconvenientes de obtener una calificación energética G:

  • Mayor gasto en la factura energética
  • Peor confort térmico y acústico de los habitantes
  • Menor valor de mercado a la hora de poner el inmueble en venta o alquiler (relacionado también con otros aspectos como antigüedad de la vivienda, necesidad de actualizarla en acabados y distribuciones, etc)
  • En el caso de que se haya obtenido una calificación G el certificado de eficiencia energética tiene un menor periodo de validez (5 años frente a los 10 años en el resto de calificaciones).

¿Cómo saber la calificación energética de un inmueble?

Como indica el RD 390/2021 la calificación energética se obtiene realizando el certificado de eficiencia energética del inmueble: a partir de la información puesta a disposición por el propietario y de la obtenida durante la visita realizada, un técnico competente realiza el proceso de cálculo mediante herramientas informáticas reconocidas obteniéndose el consumo de energía que se estima necesario para satisfacer la demanda energética del edificio en unas condiciones normalizadas de funcionamiento y ocupación, incluyendo la energía consumida en la calefacción, la refrigeración, y la producción de agua caliente sanitaria (en el caso de viviendas) y además la ventilación y la iluminación (en edificios terciarios).

El certificado de eficiencia energética es suscrito por el técnico y contiene la información sobre las características energéticas, la calificación de eficiencia y las recomendaciones de posibles intervenciones para la mejora de los niveles óptimos o rentables de eficiencia energética.

Estas recomendaciones de mejora deben ser técnicamente viables, individualizadas en cada edificio e incluirán una estimación de los plazos de recuperación de la inversión, información relativa a la relación coste-eficacia y de las actuaciones a emprender para ejecutar las recomendaciones realizadas.

¿Qué factores se tienen en cuenta para realizar el estudio energético de una vivienda?

Para realizar el estudio energético de una vivienda se tienen en cuenta los siguientes factores:

  • Tipo de edificio (vivienda unifamiliar o en bloque)
  • Año de construcción
  • Superficie, nº de habitantes
  • Condiciones climáticas exteriores e interiores
  • Diseño, emplazamiento y orientación del edificio
  • Instalaciones solares pasivas y protección solar
  • Características térmicas reales del edificio: capacidad térmica, aislamiento, puentes térmicos
  • Instalaciones de producción de agua caliente sanitaria, calefacción y refrigeración
  • Contribuciones energéticas mediante energías renovables

¿Cómo mejorar la calificación energética de mi vivienda?

Sobre muchos de estos parámetros no podremos actuar, pero si podremos realizar una reforma de la envolvente térmica o sustituir los equipos de producción térmica por otros más eficientes o que utilicen combustibles menos contaminantes.

Actuaciones pasivas (sobre la envolvente térmica):

Sustitución de ventanas:

Se estima que el 30% del consumo de calefacción o aire acondicionado de un hogar corresponde a las pérdidas de temperatura o de filtraciones a través de las ventanas. Por lo tanto, unas ventanas nuevas nos permitirán ahorrar en nuestra factura energética y además obtendremos beneficios en términos de confort térmico y acústico. Lo más recomendable es sustituir el conjunto de ventana y persiana por una solución monoblock, con cajón de persiana integrado. La elección de marcos con baja conductividad térmica, la incorporación de cámaras entre vidrios y la aplicación de tratamientos superficiales son clave para conseguir una ventana de altas prestaciones, en todo caso, siempre se deben cumplir los valores de transmitancia térmica del conjunto de vidrio, marco y cajón de persianas exigidos por el Código Técnico de la Edificación, que dependerán de la zona climática donde esté ubicada la vivienda.

Al mismo tiempo, para evitar ganancias de calor en la temporada de verano, en las ventanas situadas en orientaciones soleadas se deberían instalar elementos de sombra móvil (lamas, toldos, etc…) que se podrían conectar a un sistema domótica para conseguir un control sobre ellas, aportando beneficios en luz, clima, seguridad, confort y ahorro energético.

Mejora del aislamiento térmico de la envolvente:

Con esta medida se consigue reducir la demanda energética de la vivienda, aportando un mayor confort térmico. Se deberá actuar en los diferentes elementos que la componen: fachada principal, fachadas de patios, cubierta, forjados inferiores o superiores en contacto con espacios no habitados (garajes, trasteros). Normalmente son actuaciones que se realizan a nivel de edificio, ya que de esta forma la ejecución es relativamente sencilla y poco invasiva en las viviendas, permitiendo además reparar las posibles deficiencias aparecidas por el deterioro de los años.

En fachada se puede plantear la utilización del sistema SATE compuesto por panel semirigido de poliestireno expandido que se fija al cerramiento con mortero y fijaciones mecánicas con taco de expansión y acabado con mortero acrílico o una fachada ventilada compuesta de una capa aislante y un material de revestimiento (normalmente cerámico) que se fija al edificio con una estructura portante de perfiles metálicos. Esta última solución es más cara, pero tiene la ventaja de que la vida útil de la fachada será mayor y apenas requiere mantenimiento.

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Actuaciones activas (sobre instalaciones):

Sustitución equipos producción ACS y calefacción:

De acuerdo con el informe de SPAHOUSEC I realizado por IDAE en España predominan los sistemas individuales de calefacción (82% de las viviendas) frente a un 8% de sistemas centrales, siendo los sistemas individuales mayoritariamente calderas convencionales de gas. Desde el punto de vista de certificación energética una de las soluciones que mayor impacto tiene en la calificación es la sustitución de esta caldera individual por un equipo de aerotermia. Estos equipos son bombas de calor aire-agua de muy alta eficacia (extraen energía del aire consiguiendo rendimientos superiores al 300%) por lo que se consideran energías renovables, además al no existir combustión se reducen las emisiones de CO2. Estas soluciones presentan el inconveniente de que la temperatura de impulsión del agua de calefacción en la mayoría de los sistemas no es tan elevada como en las calderas, lo que implica la necesidad de suplementar los radiadores existentes.

En el caso de calderas centrales la mejor solución para mejorar la calificación energética sería su sustitución por calderas de biomasa. Estos equipos se consideran respetuosos con el medio ambiente al presentar una emisión reducida de contaminantes a la atmosfera y no contribuir al efecto invernadero por tener un balance neutro de CO2. La principal dificultad suele ser encontrar un espacio suficiente para el almacenamiento del biocombustible.

Instalación energías renovables:

Respecto a la instalación de energías renovables, las soluciones más extendidas son la instalación de placas solares fotovoltaicas para producción de electricidad y las placas solares térmicas para producción de agua caliente sanitaria. Ambas soluciones mejoran la calificación del inmueble al disminuir el consumo de energía primaria no renovable.

¡Esperamos que este artículo te haya resultado interesante! Recordarte que si deseas mejorar tu calificación energética G, en GLOVAL ofrecemos servicios integrales en el marco de la sostenibilidad, cuéntanos cómo podemos ayudarte y da el paso a una vida más sostenible.

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