Las claves de la descarbonización en el sector inmobiliario

Se calcula (según el WorldGBC) que los edificios representan un 40% de las emisiones mundiales de carbono, sin embargo, en nuestras ciudades esta proporción es notablemente superior. Según las auditorías efectuadas en 34 ciudades de todo el mundo, la aportación de los edificios a las emisiones de carbono totales de las ciudades es, en promedio, del 60%.

En este nuevo artículo ahondaremos sobre esta cuestión y hablaremos sobre:

• Incentivos para fomentar la descarbonización
• Comunidades energéticas para hacer frente al reto de la descarbonización
• Edificios de nueva construcción

El sector inmobiliario está sometido a una fuerte presión para conseguir un medio urbanizado con cero emisiones netas de carbono. Del mismo modo, los inversores e inquilinos de inmuebles albergan grandes expectativas sobre el papel que las autoridades municipales deberían desempeñar para impulsar la agenda de descarbonización.

Es preciso que las autoridades creen la infraestructura, así como los marcos, leyes e incentivos necesarios para que todas las partes interesadas tengan éxito. Mientras que éstas suelen tener un mayor grado de control sobre el transporte público, las redes energéticas o las áreas verdes, abordar la cuestión de los edificios plantea un desafío más complejo, como el fragmentado parque de edificios existente, en su mayoría en manos privadas.

Actualmente hay varios recursos para fomentar la descarbonización en el sector inmobiliario planteados por parte de las autoridades, existen incentivos, y el trabajo colaborativo también resulta esencial. Veámoslo;

La línea de fondos europeos de recuperación Next Generation está permitiendo a España movilizar un volumen de inversión sin precedentes y, en este contexto, uno de sus ejes de proyecto es la Rehabilitación Energética Residencial, y tiene como reto adaptar el parque de edificios y viviendas a los objetivos nacionales y europeos en materia de sostenibilidad medioambiental.

Éste es uno de los incentivos más potentes, actualmente vigentes, para la descarbonización del parque inmobiliario existente tan envejecido e ineficiente que tenemos en España.

Y en la misma línea,  en el RD 19/2021 se exponen una serie de medidas para impulsar la actividad de la rehabilitación energética; entre ellas está la Deducción en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas por obras de mejora de eficiencia energética en viviendas, la Modificación de la Ley sobre la propiedad horizontal, o la Aprobación de una línea de avales para la cobertura parcial por cuenta del Estado de la financiación de obras de rehabilitación que contribuyan a la mejora de la eficiencia energética.

Y un ejemplo más de incentivos para impulsar la descarbonización en el sector inmobiliario son las bonificaciones en el IBI y el ICIO por la instalación de sistemas de captación solar. Los ayuntamientos de cada municipio establecen la cantidad y duración específica para las bonificaciones en el IBI e ICIO, siendo común una bonificación del 50% durante los tres primeros años por la instalación de sistemas de aprovechamiento de energía solar.

Podemos apoyarnos en las ayudas y reducción de impuestos ahora disponibles, o llegar a estar en la cola, rezagados a la espera de que el coche escoba nos recoja, con lo que esto pueda llegar a implicar.

Otra forma de hacer frente al reto de la descarbonización de la edificación y obtener juntos los beneficios, es a través de la participación colectiva entre autoridades, empresas y particulares.

Las comunidades energéticas, son una nueva forma de organizar a la sociedad, reconocida como entidad de carácter jurídico por la legislación europea, para beneficiarse colectivamente de las mismas instalaciones de energías renovables. Supone un aprovechamiento de la capacidad de generación eléctrica o térmica, una mejora de la eficiencia energética o un desarrollo de sistemas de movilidad sostenible, con potencial para un desarrollo de la gestión de la demanda en futuro.

Las comunidades energéticas pueden llevar a cabo múltiples actividades: producir, consumir, almacenar, compartir o vender energía. Un ejemplo de este tipo de actividades en las que se pueden basar, son el autoconsumo o la generación distribuida, que suponen un factor importante para el ahorro económico de todos los miembros.

En última instancia, debemos recordar que la neutralidad climática abarca todo el ciclo de vida de un edificio, desde su construcción hasta su demolición, pasando por su uso y disfrute.

Sin embargo, el ciclo de vida del edificio comienza desde su diseño y construcción, y el carbono embebido forma parte de esta fase. El carbono embebido se refiere tanto a los materiales empleados como a los procesos de construcción del edificio.

En este sentido cabe hablar de la Economía Circular, es la que nos permitiría reducir de manera drástica los residuos de la construcción. La conocida como minería urbana, y considerar nuestro edificio como un banco de materiales para reutilizar.

Así mismo, la industrialización de la construcción es clave en el proceso de circularidad de un edificio. Un diseño industrializado adecuado puede permitir el desmontaje y reutilización de los materiales.

Otro gran reto es la digitalización con la metodología BIM, ésta hace posible el trabajo colaborativo y centraliza toda la información del proyecto en un modelo de información digital. De manera paralela surge el Pasaporte del edificio, una herramienta propuesta en la última directiva europea de eficiencia energética en la edificación, como estrategia a largo plazo, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y reducir el impacto ambiental de todo su ciclo de vida.

Por último, la biodiversidad es uno de los aspectos más olvidados en el sector inmobiliario. La pérdida de la biodiversidad es una gran amenaza, y la nueva construcción debe respetar el entorno donde se ubique y hasta ser capaz de ayudar a recuperar y mantener la biodiversidad.

A fin de impulsar los avances en la descarbonización, resultará fundamental establecer colaboraciones dirigidas a poner en común recursos y conocimientos, compartir o copiar las mejores prácticas, educar, ayudar a expandir la tecnología y hallar un equilibrio adecuado entre la normativa, la incentivación y la promoción. Trabajando de forma conjunta, las partes estarán mejor capacitadas para reducir la distancia que separa las «intenciones» de las «acciones» y sacar el máximo partido a esta década crucial.

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