¿Cómo ha evolucionado la implantación de los cultivos ecológicos en España?

Hace algo menos de treinta años que la palabra “ECOLÓGICO” es de dominio público y que se conoce la existencia de una forma distinta de producción agrícola, más sostenible, que genera alimentos ecológicos, asociándose dichos productos a una forma de vida sana y natural.

Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura y Pesca a partir de 2020 se ha consolidado y potenciado la  estructura productiva primaria o básica en la que se soporta el Sector de la Producción Ecológica de España.

El crecimiento producido durante el año  2020 de la estructura , tanto en superficie ecológica como en número de productores agrarios y ganaderos ecológicos, permitió que en 2020 la superficie ecológica inscrita esté muy cerca del 10% de la SAU de España (Superficie Agraria Útil).

España ha sabido aprovechar muy bien una serie de condiciones favorables, como un clima idóneo o la existencia de una gran diversidad de suelo y fauna auxiliar. Gracias a ello España se ha posicionado como uno de los países del mundo con más hectáreas dedicadas a la agricultura ecológica.

Según los datos extraídos del Informe Anual de la Producción Ecológica en España de Ecovalia, asociación nacional de referencia para los profesionales del sector ecológico en España.

En el año 2019 la superficie agraria ecológica en España superó las 2.200.000 hectáreas, y en el año 2020 alcanzó las 2.440.000 hectáreas, lo que supone un incremento del 10,91%, siendo este crecimiento sostenible desde los años “90” en España. El total mundial roza actualmente las 75 millones de hectáreas.

España es actualmente el país líder de Europa en superficie ecológica cultivable y ocupa la cuarta posición a nivel mundial, solo superado por Australia, Argentina y China.  En España en los últimos cinco años la superficie ha crecido un 21%.

Por tipo de cultivo, los cuatro principales productos ecológicos en España son: cereales, olivar, frutos secos y viñedo.

Según fuentes consultadas (MAPA, ECOVALIA, etc…), de aquí al año 2030 en España, la tendencia es pasar de una superficie agraria útil del 10% actual al 25% y que el gasto per cápita (€/hab./año), pase de los 53,87 € a los 107,83 €.

Las tendencias en el sector de la alimentación ecológica son:

• El veganismo, con un crecimiento de la producción vegana para satisfacer la demanda de más y más consumidores que se suman a la dieta vegana en todo el mundo.
• El residuo cero, que significa reducir al máximo el embalaje y si existe, que sea también orgánico o totalmente reciclable.
• La producción de alimentos provenientes del cáñamo. Esta planta ha sido muy usada en todos los tiempos por su alto valor nutricional y por sus prestaciones como fibra textil. Parece ser que ha llegado la hora de reconocerle el valor y aparecen en el mercado más y más productos elaborados con ella.

En cuando a la cosmética, se habla de 2,4 millones de nuevos consumidores, lo que significa un gran reto para la industria de la cosmética natural.

• Evita la contaminación: La ventaja más obvia es que al no utilizarse materias activas que dañan el medio ambiente, evitamos contaminar el medio en el que habitan todos los seres vivos del entorno y reducimos el efecto invernadero.
• Favorece la biodiversidad: Es decir aumenta la actividad biológica del suelo, desarrollándose en los mismos micro-organismos beneficiosos para la cadena trófica.
• Calidad del producto: Los productos ecológicos, tienen mejores cualidades organolépticas, es decir tienen mejor sabor, olor y textura, aunque su aspecto exterior no es tan vistoso como un producto tradicional.

• Sobrecoste materias activas: En principio puede existir un sobrecoste de las materias activas permitidas en agricultura ecológica frente a las permitidas en agricultura tradicional.
• Este hecho puede deberse a que las empresas fabricantes de los productos fitosanitarios, amortizan antes los productos empleados en cultivo tradicional al haber más demanda de los mismos. No obstante, y a medio plazo es posible que esta tendencia cambie, al aumentar la demanda de productos ecológicos en el mercado, lo que conllevará indirectamente una mayor demanda de materias activas permitidas para cultivos ecológicos.
• Contaminación cruzada: Es importante señalar que el agricultor ecológico debe evitar la cercanía con cultivos tradicionales, dado que este hecho podría invalidar los análisis de trazas de plaguicidas. Por ello es muy importante que los cultivos ecológicos se implanten en zonas suficientemente libres de cultivos tradicionales en los alrededores. Este hecho no siempre es posible.
• Conocimiento del medio: El agricultor que se quiera dedicar al cultivo ecológico necesita de una formación continuada, que normalmente las empresas certificadoras imparten entre sus afiliados.
• Precio final del producto: Está claro que el coste en consumir productos ecológicos es mayor que el de hacerlo con productos convencionales que puede llegar a duplicarse en el mismo producto.
• El tipo de consumidor ecológico sopesa aspectos como el tipo de producción, los productos químicos artificiales (fertilizantes, pesticidas…), la cercanía de la producción y la sostenibilidad del medio ambiente.
• También es posible reducir la factura eco comprando directamente a los productores cercanos, siempre que sea posible.

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